viernes, 20 de marzo de 2015

¿Dónde están?

 
 

 
   Han pasado casi seis meses de la desaparición forzada ocurrida en Iguala y aún no se sabe que ocurrió con los 43 normalistas tras su desaparición.
 
   ¿Fueron asesinados? ¿Están con vida, pero secuestrados? Pese a las distintas hipótesis, entre estas dos posibilidades, se halla la verdadera.
 
 

 

   Los jóvenes eran especiales. No es fácil hallar mentes que sueñan y luchan por un futuro mejor para la sociedad. Los normalistas de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa tenían tradición rebelde. Ya se habían curtido por protestas, movilizaciones y hasta de represiones por parte del Ejército, llevando en sus espaldas, dos muertos producto de la represión de diciembre de 2011, cuando boquearon la Autopista de Sol como medida de protesta para que se cumpliera la demanda de reparaciones para la institución educativa, el aumento de inversión estatal y la garantización de trabajo docente para los egresados de la Normal Rural. Según los testigos del nefasto acontecimiento, los disparos que terminaron con la vida de los dos normalistas, fueron producidos por policías.
   Tres años después de la masacre en la autopista, que quedó sin resolución y sin responsables, el aparato represivo del corrupto Estado Mexicano en complicidad con el grupo terrorista pro-narco de Guerreros Unidos, provocó la muerte de 7 personas, 17 heridos y la desaparición de los 43 normalistas durante la noche del 26 de septiembre de 2014.
   Recientemente la Comisión Investigadora de Derechos Humanos -CIDH-, definió al caso Ayotzinapa como una “desaparición forzada”.  Las hipótesis sobre el desenlace de la tragedia indican que probablemente hayan sido asesinados, por el ejército, la policía o por el grupo criminal, horas más tarde a la noche del 26 de septiembre.
 
   Varias fuentes han afirmado que el grupo terrorista Guerreros Unidos, brazo armado del cártel de droga de la región, los acribilló, para después incinerarlos y desechar los restos calcinados al río San Juan, luego de que la policía de Cocula les haya entregado a los normalistas aún con vida. Sin embargo, las investigaciones forenses todavía no pudieron establecer la veracidad de la hipótesis más desarrollada.
 
Alexander Venancio Mora
 
   En la búsqueda por dar con el paradero de los restos de los normalistas, se descubrieron varias fosas con cadáveres, en parajes ubicados alrededor de la localidad de Iguala.
 
   De ellos, sólo uno correspondió a un normalista. Los restos de Alexander Venancio Mora fueron hallados en diciembre pasado, en un basural de Cocula. Con respecto al resto, la opinión de los padres siempre fue contundente: ellos creen que permanecen secuestrados, aún con vida.
 
 

 
 
 
 
 
   Ayotzinapa marcó un antes y un después en la cotidianeidad del pueblo mexicano. Muchas voces antes silenciadas, se levantaron exigiendo la aparición física de los normalistas, así como también la destitución inmediata del actual presidente Enrique Peña Nieto, máximo responsable político de lo ocurrido. Pese a que en octubre de 2014 se haya reunido con los padres de los jóvenes desaparecidos, el estancamiento intencional de las investigaciones y la desconfianza de millones de personas sobre la seriedad del poder judicial mexicano, colocan en el ojo de la tormenta al presidente Enrique Peña Nieto.
   Los partidos políticos opositores al Partido Revolucionario Institucional -PRI- que hoy gobierna, tratan de canalizar el descontento de la población mediante consignas esperanzadoras, aunque sólo para aumentar su caudal de votos y número de militantes. Utilizan la manipulación para con el caso Ayotzinapa, con el fin de ser los próximos gobernantes (aunque las encuestas mantienen al PRI como preferencia por la mayoría mexicana).
   El Estado mexicano es responsable de la desaparición de los normalistas, y de todos los asesinatos producidos y encubiertos por sus fuerzas de seguridad (crímenes de lesa humanidad). Los carteles de droga, y su famoso método del crimen organizado, responsables de la desaparición de los normalistas y pretexto tomado por el Estado mexicano para desarrollar el sistema político-represor de la narcocracia. Los partidos políticos opositores, responsables de no representar la voluntad de las mayorías mexicanas, como nunca lo hará una organización interesada en acceder al Estado.
 
Las manifestaciones han escogido la consigna "Fue el Estado" mayoritariamente.
 
   Una democracia que se desprestigia con la corriente corrupción y las relaciones directas que construyen los funcionarios políticos con el crimen organizado. Una red extensa y en crecimiento de narcotraficantes armados. Miles de desaparecidos. El peligro permanente que representa ser estudiante y activista a la vez. Hoy son 43 a los que buscamos, pero mañana pueden multiplicarse.
   En medio de la vorágine sociopolítica por la que transcurre sus días el pueblo mexicano, persiste aún el retórico interrogativo     ¿Dónde están?