viernes, 21 de agosto de 2015

Agrotóxicos: Uso del glifosato y sus consecuencias





   El glifosato (cuyo nombre químico es N-fosfonometilglicina), es un herbicida de amplio espectro, caracterizado por no ser selectivo (lo que llevó a los investigadores a tratar de desarrollar herbicidas selectivos para evitar el perjuicio del resto de la flora tras su empleo, aunque el alto valor económico de la investigación declinó la intención), y es utilizado para eliminar malezas no deseadas como pastos rústicos, plantas leñosas, hierbas de hojas anchas y perennes, de zonas agrícolas, terrenos forestales o paisajes de atracción turística.
Formula química y modelo molecular espacial del glifosato
   Químicamente es un aminofosfonato y un análogo del aminoácido natural glicina, cuya actividad herbicida fue descubierta por John E. Franz (científico de Monsanto) en la década de 1970. Actualmente es el más empleado entre todos los pesticidas, y se encuentra en más de 750 diferentes productos para la agricultura, la silvicultura, uso urbano y domiciliario. Es popularmente conocido por ser el principal activo del pesticida Roundup, que sirve de herbicida aplicable en campos donde se cultiva la soja transgénica resistente al glifosato, la soja 40-3-2 o RR (soja Roundup Ready), que sufre previamente una manipulación genética para resistir al agrotóxico. Ambos productos fueron patentados, desarrollados y hasta hoy comercializados libremente en muchos países por Monsanto, líder mundial de los agronegocios.

   En campos de cultivo de maíz, algodón, trigo, soja, sorgo o alfalfa (transgénicas resistentes al glifosato) que albergan muchas hectáreas, es pulverizado por medio de avionetas fumigadoras; pero en los jardines y huertas familiares puede ser inyectado en los troncos y tallos de las plantas. Este agrotóxico es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se lo emplea también en la fruticultura y silvicultura, y a veces es rociado en las calles para eliminar las malezas crecidas allí. Además, es muy eficaz a la de hora de emplearlo en la lucha contra el cultivo de la amapola, las plantaciones de coca y otras plantas necesarias para la producción de estupefacientes.

La venta del glifosato es libre en muchos países.
   La función herbicida del glifosato se realiza a través de la inhibición de la enzima 5-enolpiruvil-shiquimato-3-fosfato sintetasa (EPSPS), impidiendo así que las plantas elaboren tres aminoácidos aromáticos esenciales para su crecimiento y supervivencia: fenilalanina, tirosina y triptófano. El resultado final es la muerte de la vegetación rociada con glifosato. La EPSPS cataliza la reacción entre shiquimato-3-fosfato (S3P) y fosfoenolpiruvato (PEP) para formar la ESP y fosfato. Como la ruta metabólica del ácido shiquímico no se presenta en animales, la toxicidad aguda del glifosato es relativamente baja. Pese a que puede interferir con algunas funciones enzimáticas, los síntomas de envenenamiento sólo llegan a ocurrir mediante la aplicación de dosis muy altas.
 
   Las empresas del rubro herbicida, en su mayoría grandes multinacionales como Cargill o Syngenta han negado desde los primeros años de uso del glifosato que éste causara efectos nocivos en los seres humanos, animales o la tierra por donde se lo esparciera. Descaradamente, sus gerentes han llegado a señalar que, contrario a las críticas de científicos independientes, la utilización de glifosato contribuye a la conservación del suelo mediante el control de la vegetación rústica, además de la reducción de la probabilidad de erosión y protegiéndolo de la humedad. De forma paralela a la difusión de falacias engañosas, estas empresas de forma estratégica siempre se dedican a desprestigiar a científicos independientes que prueban las nocividades que implica el uso de pesticidas en el cuerpo humano y animal, mientras que financian cuantiosos proyectos científicos que demuestran (falsamente) resultados negativos.




Consecuencias de su uso


   Estudios de toxicidad han revelado una importante cantidad de efectos adversos en todas las pruebas toxicológicas hechas sobre animales, inclusive a distintas dosis de este herbicida, en los laboratorios. Los resultados variaron entre niveles de toxicidad subaguda (casos de lesiones en glándulas salivales de ratas), toxicidad crónica (como la inflamación gástrica generada en conejos), así como la presencia de comprometedores daños genéticos (precisamente en células sanguíneas humanas), de trastornos reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas mientras que se apreció un aumento de la frecuencia de anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en ratas hembra).
   En el Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA -Argentina-, durante el año 2009 se realizaron pruebas experimentales en las que se le inyectaba líquido compuesto por un volumen proporcional de glifosato a anfibios con el objetivo de determinar las consecuencias en el embrión, el desarrollo celular y la fisiología del nuevo ser, comparables con el de una persona. El deterioro del embrión fue contundente: Se produjo una disminución de tamaño embrionario, serias alteraciones cefálicas como reducción de ojos y oídos, y alteraciones en la diferenciación neuronal temprana con pérdida de células neuronales primarias; cambios que a nivel humano ocasionarían la defunción del bebé previa al parto o irreversibles malformaciones en el nuevo ser.

   Teniendo como referencia estos datos comprobados en experimentaciones con seres vivos, y considerando el aumento de los casos de cáncer, malformaciones y anomalías en las poblaciones cercanas a los cultivos donde se dispersó pesticidas con glifosato, se puede listar un conjunto de síntomas relacionado con el envenenamiento por la ingesta de este peligroso herbicida que afecta predominantemente a los embarazos, a bebés recién nacidos, niños y ancianos. Cabe aclarar que estos síntomas no implicarían directamente el efecto envenenador del herbicida, pero si la sospecha para un futuro análisis clínico. Los mismos son los siguientes:

 
EN BEBÉS, NIÑOS, JÓVENES, ADULTOS Y ANCIANOS:
 
-Alteraciones de la cresta neural.

-Malformaciones en huesos de la cara.

-Irritaciones dérmicas (en la piel) y oculares (en los ojos)

-Náuseas repentinas y frecuentes mareos acompañados de vómitos.

-Edemas pulmonares y electrocardiogramas anormales.

-Descenso de la presión sanguínea y destrucción de glóbulos rojos.

-Reacciones alérgicas al consumo de vegetales, soja o trigo.

-Dolores abdominales y fallas renales.

-Pérdida masiva de líquido gastrointestinal

-Pérdida de conciencia, leve al principio pero pudiendo agravarse con el correr del tiempo.
Tumor en el cráneo del bebé, consecuencia del uso de glifosato.
 

EN EL EMBRIÓN:


-Deficiencias en el sistema nervioso

-Alteraciones en el tamaño corporal, de cabeza, ojos u oídos.

-Disminución de neuronas primarias o afecciones al normal desarrollo del cerebro.

-Malformaciones intestinales y cardíacas.

-Alteraciones en la formación de cartílagos.




   Mientras la población esté expuesta a las fumigaciones con glifosato que llevan adelante los grandes terratenientes en pos de aumentar sus riquezas obtenidas por la productivas cosechas y seguida venta de granos, correrá el riesgo de contraer anomalías   físico-psíquicas y deterioro en todos los niveles de la salud. La contracara de esta situación son los excelsos beneficios económicos que obtienen las empresas que comercializan los agroquímicos, poniendo en riesgo el derecho más importante de las personas, la vida.
   En marzo del corriente año, en Lyon-Francia-, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró al glifosato como un probable carcinógeno humano, por lo que fue incluido en el grupo A2 (segunda categoría en toxicidad cancerígena, donde se hallan los posibles cancerígenos). Esta determinación evidencia un gran paso en la lucha contra las empresas multinacionales, ya que desintegra el mito de la ‘no nocividad’ de sus pesticidas vendidos.

   Nuestro bienestar y la vida de las próximas generaciones están en nuestras manos, pero lamentablemente se ven corrompidas por la incursión de los intereses lucrativos del agronegocio. La prohibición de uso del glifosato debe ser absoluta en todos los países; pero en el mientras tanto hay que evitar la exposición directa de la gente para con los campos fumigados, practicar la rotación de cultivos, evitando la erosión del suelo y controlar las plagas de manera agroecológica. Aplicar la agroecología en todas sus dimensiones.


¡Prohibición del glifosato y cese de las fumigaciones!